Una de las definiciones más interesantes de economía es “la manera en que una sociedad administra sus recursos más escasos”. Y esto queda patente en la historia de la arquitectura: por ejemplo, las edificaciones japonesas anteriores al periodo Meiji carecían de clavos debido a la escasez de hierro, y los lujosos acabados en Caoba de la arquitectura europea del siglo XVII en adelante sólo fueron posibles por la (costosa) importación de esta madera de las colonias americanas.

En la agitada vida moderna, es fácil perder de vista que cada día que pasa, la historia sigue su curso, y la disponibilidad de los recursos cambia en cuestión de décadas o incluso de unos pocos años. El gran cambio de nuestra época ha sido la disponibilidad de agua y nuestra conciencia de cuán preciosa es.

Este cambio de percepción conlleva un reajuste en el enfoque de diseño arquitectónico. Como equipo interdisciplinario de ingenieros y arquitectos, estamos comprometidos no solo con la creación de estructuras estéticamente agradables y funcionalmente sólidas, sino también con el desarrollo de soluciones sostenibles que respondan a los retos actuales de gestión de recursos. En este contexto, la eficiencia en el uso y manejo del agua se ha convertido en una piedra angular de nuestro trabajo.

Economía hidráulica antes de la modernidad

Nuestra sociedad moderna no es la primera en preocuparse por el uso eficiente del agua y recursos energéticos. De hecho, los asentamientos neolíticos en la zona del Levante mediterráneo demostraron una asombrosa visión al implementar cisternas para la captación pluvial. Estas soluciones, muy innovadoras para la época, permitieron el crecimiento poblacional y la estabilidad de la actividad agrícola en entornos áridos.

Tecnologías como los sistemas de enfriamiento por evaporación y los diseños con ventilación cruzada, temas centrales en las clases de diseño bioclimático moderno, son en realidad técnicas ancestrales que se han utilizado durante siglos en regiones con pocas precipitaciones. La creación de microclimas a través de jardines centrales también es una práctica antigua en las ciudades de la península arábiga.

Naturalmente, muchas cosas han cambiado desde la creación de estas técnicas milenarias, que seguirían siendo perfectamente vigentes de no ser por nuestros estándares modernos de higiene y por la cantidad millonaria de personas que viven en una urbe contemporánea.

Actualmente, las ciudades, los complejos industriales y los centros ganaderos son los consumidores más ávidos de agua. Capitales como la Ciudad de México dependen de sistemas faraónicos de suministro para satisfacer la demanda diaria de 150 litros diarios por persona, según se menciona en su reglamento de construcciones, aunque esto puede variar dependiendo del uso de la edificación. Pero, si consideramos esta dotación mínima para una urbe de 8.8 millones de habitantes, eso resulta en 1320 millones de litros de agua cada día aproximadamente, debido a esto, hace unos años se comenzó a implementar el sistema alternativo para las nuevas construcciones, la cual considera el uso de agua de lluvia.

Aunque algunas capitales, como Monterrey, han implementado medidas de racionamiento y reducido su demanda promedio, incluso estas acciones se han revelado insuficientes en momentos críticos, como quedó patente en la crisis hídrica de 2022.

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Eficiencia hídrica desde el diseño

Frente a los desafíos actuales en la gestión del agua, podría parecer que nos enfrentamos a un dilema: sacrificar nuestras prácticas higiénicas y la comodidad de nuestros espacios, o abandonar las ciudades en busca de alternativas más sostenibles. Sin embargo, esta visión binaria omite una gama de soluciones viables que sí están a nuestro alcance.

La opción que queremos destacar es el incremento en la eficiencia del consumo hídrico desde la etapa inicial del diseño arquitectónico. Este enfoque no solo preserva nuestro estilo de vida urbano y las normas de higiene que valoramos, sino que también abre un camino hacia un futuro más sostenible.

Muebles sanitarios eficientes

Como hemos mencionado, el mantenimiento de nuestros estándares de higiene tiene un costo hídrico considerable: una sola descarga de un inodoro convencional puede consumir en el día hasta 26.5 litros de agua, y el uso de una llave estándar para lavarse las manos puede gastar hasta 12 litros al día. Sin embargo, renunciar a nuestra salud y bienestar no es una opción viable. Por lo tanto, una de las primeras medidas en el diseño de cualquier edificio que incluya baños es la elección consciente del tipo de muebles sanitarios.

En edificios que cuentan con una instalación hidráulica por gravedad, esta se caracteriza por tener un tinaco en una posición elevada, una solución eficaz es reemplazar los inodoros tradicionales con inodoros de doble descarga. Estos pueden reducir significativamente el consumo de agua a 6 litros por descarga, ofreciendo opciones para descargas de menor o mayor volumen según la necesidad.

Mirando más allá, los sistemas hidroneumáticos representan un avance en la eficiencia del uso del agua. Los inodoros equipados con fluxómetros, que son comunes en estos sistemas, requieren apenas de 4 a 6 litros por descarga. Este considerable ahorro en el consumo no solo es beneficioso para el medio ambiente, sino que también reduce los costos operativos a largo plazo, siendo los inodoros la parte en donde más agua se pierde, ya sea por fugas, falta de mantenimiento o el no tener inodoros de bajo consumo.

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Grifos y cabezales de bajo flujo

Los grifos tradicionales, a menudo, son puntos críticos en el desperdicio de agua, especialmente debido a su tendencia a las fugas. Una pequeña gotera, que puede parecer insignificante a simple vista, puede tener un impacto considerable: una fuga de tan solo 10 gotas por minuto puede acumular una pérdida de hasta 2,000 litros de agua al año. Frente a este desafío, una solución efectiva y accesible es la instalación de reductores de caudal.

Los reductores de caudal son dispositivos ingeniosos que disminuyen el flujo de agua, manteniendo al mismo tiempo una presión adecuada. Esto se logra generalmente mezclando el agua con aire, lo que permite una experiencia de uso similar a la de un grifo convencional, pero disminuyendo el consumo de agua en los grifos hasta en un 50%, lo cual representa un ahorro considerable tanto en términos de recursos hídricos como en costos.

Revisión y mantenimiento

Un aspecto a menudo subestimado en el diseño de instalaciones hidrosanitarias, especialmente en residencias, es la importancia de planificar inspecciones y mantenimientos periódicos. Las tuberías ocultas en losas y muros pueden ser fuentes de problemas complejos, evidenciados únicamente por manchas misteriosas de humedad y que requieren intervenciones aparatosas para su reparación.

Para abordar esta problemática, recomendamos encarecidamente el diseño de núcleos sanitarios que incorporen ductos de instalación, así como válvulas de seccionamiento en cada núcleo de baños. Aunque esto puede significar sacrificar un metro cuadrado de espacio, los beneficios a largo plazo son invaluables. Un diseño que prioriza la accesibilidad facilita la identificación de fugas y permite realizar reparaciones de manera rápida y eficiente, reduciendo así los costos.

La integración de estos ductos en el diseño no solo mejora la funcionalidad y la eficiencia del mantenimiento, sino que también incrementa la durabilidad y fiabilidad de la instalación hidrosanitaria. Este enfoque preventivo es un aspecto clave para garantizar la longevidad y el buen funcionamiento de las instalaciones en el hogar. Es importante mencionar que todos los trabajos sean ejecutados por personal calificado y realizar las pruebas hidrostáticas del sistema para que se garantice y se evite fugas en un futuro.

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Sistemas de captación pluvial

Una de las medidas más populares y efectivas para reducir el consumo de agua potable en edificaciones es la implementación de sistemas de captación y almacenamiento pluvial. Estos sistemas, disponibles en capacidades de 5,000 a 10,000 litros en versiones prefabricadas para uso residencial, son ideales para aprovechar el agua que una azotea puede recoger durante una temporada regular de lluvias.

Una vez que el agua de lluvia es captada y filtrada adecuadamente, se convierte en una valiosa fuente de agua para diversos fines, incluyendo:

  • Muebles sanitarios: El agua pluvial puede ser utilizada para descargas de inodoros y otros usos sanitarios no potables.

  • Limpieza de pisos y superficies: Es una elección inteligente para tareas de limpieza que no requieran agua potable

  • Riego de plantas y jardines: Proporciona una fuente sostenible de riego para áreas verdes, contribuyendo a la conservación del agua potable.

  • Usos generales no potables: Puede ser empleado en una amplia variedad de actividades diarias donde no se necesite agua potable.

Si bien la mayoría de los edificios pueden ser modernizados con sistemas de captación de agua pluvial, es altamente recomendable incorporarlos desde la etapa de diseño tanto el reciclaje de aguas grises como la separación de aguas negras.

Tradicionalmente, en el diseño de instalaciones hidrosanitarias, la distinción se limitaba a agua potable y aguas negras, simplificando el enfoque a suministro y drenaje. Sin embargo, esta perspectiva está evolucionando hacia una práctica más avanzada que incluye la separación de las aguas grises. Estas aguas grises son residuales, generadas por actividades como lavar ropa, bañarse y lavar platos, y difieren de las aguas negras, que contienen desechos humanos y son más contaminantes.

Las aguas grises son considerablemente menos contaminantes que las aguas negras y, por lo tanto, pueden ser recicladas para otros usos. Esta práctica de reciclaje implica la separación y recolección de las aguas grises a través de una red de drenaje dedicada para regaderas, lavabos, tarjas y lavadoras. Dependiendo del uso final previsto para las aguas grises, el sistema de tratamiento puede variar desde simples filtros hasta sistemas más complejos. No es recomendable considerar los fregaderos de cocina debido a las posibles grasas que se pudieran generar, para este caso es conveniente considerar trampas de grasas.

Uno de los usos más comunes para las aguas grises recicladas es en inodoros y mingitorios. Al tratar las aguas grises mediante simples filtros, se pueden purificar de manera eficiente y segura para su reutilización en estos fines. Esta práctica no solo reduce significativamente el consumo de agua potable, sino que también demuestra un compromiso con la sostenibilidad y la conservación de los recursos hídricos.

En Page, entendemos que la sostenibilidad no es solo una moda pasajera, sino una responsabilidad esencial en el mundo del diseño y la construcción. Nuestro compromiso con la eficiencia hídrica y la sostenibilidad ambiental se refleja en cada proyecto que emprendemos.

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