¿Qué es lo que determina la manera en la que se ve y se siente un hospital? Antes de que se descubrieran los microorganismos patógenos y su relación directa con muchos males, el diseño de los hospitales o “casas de caridad” dependía mucho de lo que se creyera en ese momento sobre la naturaleza de las enfermedades. Frecuentemente, padecimientos mentales, crónicos e infecciosos eran interpretados sencillamente como un “castigo de dios”.
Aun así, además de la búsqueda de la salud -o al menos de la expiación- mediante el auxilio espiritual. En muchos hospitales medievales occidentales ya puede notarse la intuición acertada de ubicar a los pacientes en áreas bien ventiladas e iluminadas; manteniendo el espacio lo más tranquilo posible para contribuir a su recuperación.
Sin embargo, es con la estandarización de prácticas como la esterilización y la desinfección que los hospitales adquieren su configuración moderna; espacios y flujos de gestión de pacientes, residuos y personal médico perfectamente delimitados, y una búsqueda de funcionalidad modular que permita atender a la mayor cantidad posible de gente en el mismo edificio.
Hoy en día sabemos que la higiene y la estandarización de los procesos son fundamentales para lograr tratamientos más eficientes; pero también se ha descubierto que los ambientes curativos ideales distan mucho de ser cubos estériles. Estos deben ser capaces de proporcionar un buen nivel de confort emocional durante momentos que suelen caracterizarse por sentimientos de vulnerabilidad, exposición, preocupación y miedo. Por eso, las tendencias clave en arquitectura hospitalaria avanzan notoriamente hacia un diseño cada vez más humanista.
La correlación entre un estado psicológico positivo y la recuperación de los pacientes es tan incontrovertible como el hecho de que las personas enfermas tienden a empeorar en momentos de tensión, pérdida o estrés, y esto se debe sencillamente a que el cuerpo no puede sanar con tanta rapidez cuando, simultáneamente, se encuentra preparando una respuesta hormonal de ataque o huida para defenderse de algún peligro percibido. Por esta razón, cada vez es más clara la evolución de un mero “estado de salud” a la búsqueda de un estado de bienestar holístico en los centros médicos.
1.- Neuroarquitectura
La neuroarquitectura aplicada a los hospitales es un enfoque que considera cómo el entorno físico influye en el cerebro y el comportamiento humano. Fusiona conocimientos de neurociencia y arquitectura para crear espacios de estimulación sensorial controlada que reducen el estrés y la ansiedad, combinando por ejemplo los siguientes elementos: colores suaves, iluminación natural y vistas a la naturaleza.
Aunque también se debe considerar la tendencia hacia la construcción modular en bloques quirúrgicos, que permite una optimización de los tiempos de construcción y ofrece flexibilidad para modificaciones futuras, esta metodología debe conjugarse con materiales capaces de ofrecer una atmósfera acogedora y agradable para los sentidos, y sus cualidades estéticas deben estar alineadas con las necesidades de higiene.
Un ejemplo en cuanto a los materiales aplicados a un espacio clínico son las llamadas superficies sólidas de nueva generación, que destacan por sus propiedades antibacterianas y composición, que puede alcanzar hasta un 99% de pureza. Son ideales para entornos médicos debido a su capacidad para crear superficies continuas, con pocas juntas, minimizando la acumulación de microorganismos, pero al mismo tiempo su textura suave pude contribuir a un ambiente menos “clínico e institucional”.
Por su parte, los textiles tradicionales en hospitales se asociaban con un mayor riesgo de infecciones. Esto llevó a su reemplazo por tapicerías de acabado plástico, que, aunque higiénicas, a menudo comprometen la estética y el confort. Sin embargo, el desarrollo de nuevos textiles funcionales está revolucionando este aspecto, ya que no solo cumplen con los requisitos de higiene, sino que también enriquecen la experiencia con elementos que aportan calidez y comodidad.
Otros principios de la neuroarquitectura incluyen la integración de elementos naturales; como jardines interiores y exteriores, vistas con condiciones a pabellones verdes, el uso del arte en espacios claves y diseño visual para mejorar el estado de ánimo del usuario, la disminución de estímulos sensoriales con connotación simbólica negativa (como olores desagradables o astringentes, sonidos agudos de ciertos equipos médicos, luces intensas con características cegadoras de neón, etc.) de así como diseños funcionales que reduzcan el agotamiento y fomenten la eficiencia del personal.
2.- Digitalización y automatización
El uso de tecnologías avanzadas como IoT (Internet de las cosas), Big Data y BIM (Building Information Modeling) permiten generar visualizaciones en 3D, así como simulaciones de escenarios críticos y promueven una colaboración más efectiva entre los distintos equipos de arquitectos, ingenieros, diseñadores y especialistas, mejorando la eficiencia general del proyecto a la hora de la visualización ante el usuario final.
Por ejemplo, la metodología BIM es crucial para la gestión eficiente de materiales y recursos, lo que ayuda a reducir el desperdicio y optimizar los costos, y los sensores y dispositivos IoT permiten un monitoreo constante de los aspectos clave relacionados con la “salud del edificio”, como la calidad del aire, la humedad y la temperatura. Estos sistemas habilitan un mantenimiento predictivo integral, identificando riesgos potenciales antes de que se conviertan en problemas mayores. La implementación de sistemas digitales también permite asegurar un suministro eléctrico continuo, así como una redundancia confiable, esencial en los hospitales.
La digitalización y automatización en la infraestructura hospitalaria no sólo mejora la eficiencia y precisión durante la fase de construcción, sino que también juegan un papel crucial en la gestión correcta de las instalaciones, asegurando un entorno seguro y amigable tanto para los pacientes como para el personal.
3.- Sostenibilidad, bioclimática y eficiencia energética
Los hospitales son edificaciones que, por su naturaleza, consumen grandes cantidades de energía que puede ser muy costosa al operador del Hospital. En respuesta a este desafío, los nuevos proyectos hospitalarios están integrando conceptos de sostenibilidad en su diseño; enfocándose en estrategias para disminuir el consumo energético del edificio y aprovechando fuentes de energía renovable y recursos naturales para reducir la dependencia de las no renovables. Además, la cuarta revolución está impulsando la construcción sostenible, promoviendo el uso de materiales ecológicos y diseños que reducen el impacto ambiental.
Empleando tecnologías avanzadas de gestión energética, es posible maximizar la eficiencia eléctrica de los sistemas de calefacción, ventilación, aire acondicionado e iluminación, entre otros, logrando ahorros que generan una eficacia en la operación para volverla más competitiva. Los principios bioclimáticos también se están aplicando para aprovechar las condiciones climáticas locales, mejorando el confort térmico interior y la calidad del aire de forma natural.
Estas estrategias son fundamentales para alcanzar la certificación LEED (Leadership in Energy and Environmental Design) en hospitales, misma que se está convirtiendo en un estándar importante para la competitividad y mejora de la reputación institucional en el sector salud.
4.- De hospitales polivalentes a clínicas de especialización
Los hospitales polivalentes son instalaciones multifuncionales diseñadas para ofrecer una amplia gama de servicios médicos y tratamientos especializados. Se destacan por su flexibilidad para adaptarse a diversas necesidades médicas y su capacidad de respuesta rápida frente a emergencias o contingencias; como brotes de enfermedades, desastres naturales, lo cual los hace esenciales en contextos que requieren atención sanitaria integral y versátil, que contemplen los cambios demográficos de las regiones
La infraestructura de los grandes hospitales polivalentes prioriza cada vez más una reconfiguración fácil de espacios y servicios según las necesidades emergentes, y el diseño busca facilitar al máximo una atención integral del paciente, abarcando también los aspectos físicos, mentales y sociales de la salud.
Sin embargo, es necesario destacar que la tendencia actual se inclina hacia la proliferación de clínicas ambulatorias más pequeñas, y a la construcción de hospitales de especialidad de tamaño mediano, con capacidad de 200 a 400 camas como máximo, y con una preferencia por la construcción de edificaciones de baja altura, favoreciendo el modelo de horizontal en contraposición al vertical, que se integra mucho mejor con el entorno y la comunidad y tiene un menor impacto ambiental.
Estos tipos de hospitales son más competitivos, pues incorporan las últimas tecnologías y están diseñados para ser flexibles y versátiles, adaptándose fácilmente a cambios de uso, crecimiento futuro y la integración de nuevas tecnologías.
La arquitectura hospitalaria y el diseño aséptico
En los entornos hospitalarios, la presencia de microorganismos patógenos en el aire es una preocupación constante de transmisión de infecciones. La arquitectura y la ingeniería actualmente desempeñan un papel crucial en el control y prevención de la diseminación intrahospitalaria, por ejemplo, la distribución de espacios, la ubicación de funciones, la separación entre zonas sépticas y asépticas, la disposición de aberturas como puertas, ventanas y ductos, así como el control de presiones, filtros y sistemas de barrido, permiten controlar el flujo de aire y mantener a los patógenos aislados. Aspectos claves en el diseño para un espacio de salud.
Otras estrategias de diseño incluyen rutas específicas para el transporte de desechos y descontaminación de material contaminado, áreas de almacenamiento y suministro seguro de instrumental y textiles limpios, etc. Vale la pena mencionar la importancia de las unidades de aislamiento con antecámaras de presión negativa o positiva para impedir que el aire interior contamine áreas externas, así como la entrada de aire contaminado desde exterior a unidades estériles. Estos principios se aplican principalmente en áreas críticas como salas quirúrgicas, centrales de esterilización (CEyE), unidades de quemados,cuidados intensivos, etc.
Diseño incluyente para la atención al usuario
La medicina moderna se está orientando hacia un modelo de atención más integral y personalizado, con un énfasis creciente en la prevención y la participación activa en la salud propia del usuario. Este enfoque busca humanizar cada fase del proceso, poniendo al paciente en el centro de todas las actividades y decisiones.
Por ejemplo, un diseño fácil de navegar es fundamental en el entorno hospitalario para ayudar a reducir la ansiedad asociada con la desorientación, ya que los pacientes y visitantes, a menudo bajo mucho estrés, necesitan poder moverse con seguridad y efectividad. Por eso se prioriza la zonificación, así como señalizaciones y circulaciones claras y diferenciadas. El diseño biofílico puede contribuir de manera muy eficiente a la zonificación, recurriendo a elementos naturales estéticamente agradables para diferenciar áreas restringidas, pasillos y rutas.
También se está tomando en cuenta desde el diseño la incorporación de espacios especialmente diseñados para que familiares y visitantes puedan descansar y reponer energías, que incluyen medios de distracción tanto en las habitaciones como en las áreas de espera.
Page, expertos en diseño hospitalario humano e innovador
Como se menciona en este artículo, son muchos los aspectos que hay que tomar en cuenta para el diseño o la remodelación de un centro de salud, tanto en el contexto de alta demanda de los servicios de salud pública, como la alta exigencia y competitividad de los que pertenecen al sector privado.
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